lunes, 9 de febrero de 2015

NOVELA: LA IMPORTANCIA DE UN BUEN FINAL



Todos sabemos que las primeras páginas de una novela deben contener una serie de ingredientes para que quien las lea se sumerja irremisiblemente en la trama, lo que solemos decir coloquialmente “enganchar al lector”. Sin duda, el desarrollo de la trama –su nudo central- debe mantener la tensión página a página, aportando giros, sorpresas, nuevos personajes, historias paralelas… Pero el final es el momento clave que determinará si todo lo que hemos escrito, bueno o malo, valga la pena. El final es, si me permiten el símil, el punto G de la novela.

Como explicaba en el post sobre la importancia de la estructura de una novela, una de las ventajas de organizar todo lo que vamos a escribir con antelación es que podemos definir ese magnífico final sin tener que improvisar a última hora o condicionándolo a las doscientas cincuenta páginas anteriores. Por ese motivo, reitero que es de vital importancia tener el final pensado y guardado en el cajón.

La culminación de cualquier historia debe contener un elemento sorpresivo o inspirador, una moraleja o un componente que provoque una emoción impactante al lector. El final  debe dar sentido a todo lo que hemos contado en las páginas anteriores. El último capítulo debe ser un castillo de fuegos artificiales, a poder ser con traca final.

Para lograr sorprender es importante que sepamos guardar muy bien nuestro As en la manga, que el lector no descubra con páginas de antelación lo que sucederá cuando termine la historia. Si mostramos demasiadas evidencias de cómo ejecutaremos el final dirán de la novela, buena o mala, que tiene un final previsible. Además, hay que tener en cuenta que el lector está en alerta y a medida que transcurre la lectura, su mente teje su propio final. No hay cosa más difícil que conseguir sorprender a alguien que espera ser sorprendido.

Ahora bien, hay que procurar que la sorpresa tenga sentido, que se ajuste a las expectativas creadas y, sobre todo, que resulte creíble. Los finales fantasiosos o irreales desvirtúan el contenido de la historia y ofrece una imagen pobre del autor.



Os recomiendo leer la novela de Yann Martel, La vida de Pi. Esta novela tiene un único protagonista y, además, el 80% de la historia transcurre en una barca en medio del Océano. Con estos dos condicionantes, os puedo asegurar que resulta muy complicado mantener la tensión del lector durante todo el relato y, más complicado aún, sorprender con un final brillante. Pues sí, La vida de Pi contiene un final brillante, emotivo, sorprendente y que le da sentido a las cerca de cuatrocientas páginas anteriores. Yann Martel tenía un As en la manga.

1 comentario:

  1. Una buena entrada, Josep. Y te doy la razón en que un buen final es tan importante como un buen principio porque si el principio engancha al lector, el final, no debe decepcionarle. Para mi no hay cosa peor que una novela que crea muchas expectativas y abre muchos frentes que luego se pierden. Tener un As bien escondidito y sacarlo en el momento preciso, marca la diferencia.

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