Empecé este mes de octubre
barruntando sobre el futuro, intentando comprender si la lógica a veces escapa
de sí misma y si el recorrido de un autor está en manos de su público.
Y me explico…
Siempre he presumido de escribir
novelas de diferente temática, priorizando el placer de escribir lo que me
plazca como principio básico del arte de crear historias. Empecé escribiendo
relatos de terror y luego me lo pasé en grande escribiendo un libro de humor
que tuvo una fantástica acogida. El éxito llegó tras escribir La herencia de Jerusalén, una novela de ficción histórica con etiqueta de thriller que me
permitió fidelizar a unos cuantos miles de lectores. Quizá fue un error por mi
parte -aunque de nada me arrepiento-, que después de los méritos de la novela
anterior, intentase sorprender a mis lectores con una historia intimista de
corte romántico. Las leyes de Hermógenes era una historia que necesitaba que
viese la luz por muchas razones, razones que ahora mismo no vienen a cuento. Creedme
que necesitaba hacerlo.
Ocurrió que la novela gustó y
mucho, aunque no llegó al mismo perfil de lectores que había afianzado con La
herencia de Jerusalén. Tardé en comprender las razones por las que mis primeros
lectores no me acompañaron en mi nueva obra. La respuesta estaba ahí y la tenía
yo mismo: yo soy el primero que ciño mis lecturas a unas temáticas muy
determinadas. Ergo es comprensible que la mayoría de la gente escoja sus
lecturas bajo la misma premisa.
Y entonces publiqué La morada deYahveh, segunda parte de La herencia de Jerusalén, volviendo a la fórmula que
sedujo a miles de lectores dos años antes. Cabe decir que, aunque me sentí cómodo
regresando a ese formato de thriller histórico y religioso, el esfuerzo
documental de este tipo de novelas es muy elevado y antes de empezar el proyecto que actualmente tengo entre manos volví a dudar de cuál debía de ser
mi camino. Finalmente me decidí por una novela histórica pura, desarrollada en
el siglo VI a.C., época difícil de documentar por su vago registro histórico.
A fecha de hoy os puedo anunciar
que la novela estará acabada dentro de pocas semanas y si todo va bien, saldrá
publicada en junio del 2016. Ahora empieza una fase larga y tediosa, llena de
correcciones, informes de lectura y un largo etcétera de procesos que espero
culminen en una obra impecable que guste y se venda. Es en estas fechas, cuando
estoy acabando un proyecto, cuando mi cabeza empieza a tejer historias y a buscar
un nuevo argumento para mi próximo trabajo. Momento en el que me encuentro de
nuevo en esa dulce encrucijada.
¿Debo definirme como un autor de
género o debo obedecer a los impulsos de mi imaginación y desmarcarme de una línea
editorial que me convierta en un autor indefinido?
Y la lógica parece no serlo, o viceversa. Presumir de ser un autor de múltiples
registros o uno que ofrece a sus lectores lo que realmente esperan de él. That’s
the question!
Como me dijo un grande al que respeto y admiro... escribe lo que te dé la gana, lo que sientas en ese momento. ¡Qué más da que una novela la lea menos gente! A mí me gustó muchísimo Las leyes de Hermógenes, no solo por la historia, sino porque me gusta cómo las cuentas. Si viviéramos de esto, quizá habría que plantearlo de otro modo, pero lo que nos da la vida es escribir. Que no se te olvide.
ResponderEliminarBesos
No soy quien para dar consejos a nadie, pero si te sirve, para mí lo más importante es disfrutar con lo que hago, y eso solo es posible si escribo lo que me apetece en cada momento. A veces, un cambio de género puede sorprenderte...
ResponderEliminarLo importante, como dice Mayte, no es cuanta gente te lea sino disfrutar con lo que haces.
Besos
Gracias, Mayte y Lola.
ResponderEliminarTodavía no sé qué rumbo tomar. Disfruto novelando histórica y puede que sea mi camino natural, aunque quién sabe... Dejaré que mi almohada se encargue del resto.
Besos, guapas!
Se fiel a ti mismo, no corras tras el éxito, sino a tu satisfacción.
ResponderEliminarSiempre hay tiempo de venderse a los intereses de las editoriales.
Solo tu yo interior sabe lo que quiere.
Se fiel a ti mismo, no corras tras el éxito, sino a tu satisfacción.
ResponderEliminarSiempre hay tiempo de venderse a los intereses de las editoriales.
Solo tu yo interior sabe lo que quiere.
Gracias, Manuel.
ResponderEliminarHablaré con mi yo y nos ponemos de acuerdo. ;)