martes, 13 de octubre de 2015

UNA DULCE ENCRUCIJADA



Empecé este mes de octubre barruntando sobre el futuro, intentando comprender si la lógica a veces escapa de sí misma y si el recorrido de un autor está en manos de su público.

Y me explico…

Siempre he presumido de escribir novelas de diferente temática, priorizando el placer de escribir lo que me plazca como principio básico del arte de crear historias. Empecé escribiendo relatos de terror y luego me lo pasé en grande escribiendo un libro de humor que tuvo una fantástica acogida. El éxito llegó tras escribir La herencia de Jerusalén, una novela de ficción histórica con etiqueta de thriller que me permitió fidelizar a unos cuantos miles de lectores. Quizá fue un error por mi parte -aunque de nada me arrepiento-, que después de los méritos de la novela anterior, intentase sorprender a mis lectores con una historia intimista de corte romántico. Las leyes de Hermógenes era una historia que necesitaba que viese la luz por muchas razones, razones que ahora mismo no vienen a cuento. Creedme que necesitaba hacerlo.

Ocurrió que la novela gustó y mucho, aunque no llegó al mismo perfil de lectores que había afianzado con La herencia de Jerusalén. Tardé en comprender las razones por las que mis primeros lectores no me acompañaron en mi nueva obra. La respuesta estaba ahí y la tenía yo mismo: yo soy el primero que ciño mis lecturas a unas temáticas muy determinadas. Ergo es comprensible que la mayoría de la gente escoja sus lecturas bajo la misma premisa.

Y entonces publiqué La morada deYahveh, segunda parte de La herencia de Jerusalén, volviendo a la fórmula que sedujo a miles de lectores dos años antes. Cabe decir que, aunque me sentí cómodo regresando a ese formato de thriller histórico y religioso, el esfuerzo documental de este tipo de novelas es muy elevado y antes de empezar el proyecto que actualmente tengo entre manos volví a dudar de cuál debía de ser mi camino. Finalmente me decidí por una novela histórica pura, desarrollada en el siglo VI a.C., época difícil de documentar por su vago registro histórico.

A fecha de hoy os puedo anunciar que la novela estará acabada dentro de pocas semanas y si todo va bien, saldrá publicada en junio del 2016. Ahora empieza una fase larga y tediosa, llena de correcciones, informes de lectura y un largo etcétera de procesos que espero culminen en una obra impecable que guste y se venda. Es en estas fechas, cuando estoy acabando un proyecto, cuando mi cabeza empieza a tejer historias y a buscar un nuevo argumento para mi próximo trabajo. Momento en el que me encuentro de nuevo en esa dulce encrucijada.

¿Debo definirme como un autor de género o debo obedecer a los impulsos de mi imaginación y desmarcarme de una línea editorial que me convierta en un autor indefinido?

Y la lógica parece no serlo, o viceversa. Presumir de ser un autor de múltiples registros o uno que ofrece a sus lectores lo que realmente esperan de él. That’s the question!







6 comentarios:

  1. Como me dijo un grande al que respeto y admiro... escribe lo que te dé la gana, lo que sientas en ese momento. ¡Qué más da que una novela la lea menos gente! A mí me gustó muchísimo Las leyes de Hermógenes, no solo por la historia, sino porque me gusta cómo las cuentas. Si viviéramos de esto, quizá habría que plantearlo de otro modo, pero lo que nos da la vida es escribir. Que no se te olvide.

    Besos

    ResponderEliminar
  2. No soy quien para dar consejos a nadie, pero si te sirve, para mí lo más importante es disfrutar con lo que hago, y eso solo es posible si escribo lo que me apetece en cada momento. A veces, un cambio de género puede sorprenderte...
    Lo importante, como dice Mayte, no es cuanta gente te lea sino disfrutar con lo que haces.
    Besos

    ResponderEliminar
  3. Gracias, Mayte y Lola.
    Todavía no sé qué rumbo tomar. Disfruto novelando histórica y puede que sea mi camino natural, aunque quién sabe... Dejaré que mi almohada se encargue del resto.
    Besos, guapas!

    ResponderEliminar
  4. Se fiel a ti mismo, no corras tras el éxito, sino a tu satisfacción.
    Siempre hay tiempo de venderse a los intereses de las editoriales.
    Solo tu yo interior sabe lo que quiere.

    ResponderEliminar
  5. Se fiel a ti mismo, no corras tras el éxito, sino a tu satisfacción.
    Siempre hay tiempo de venderse a los intereses de las editoriales.
    Solo tu yo interior sabe lo que quiere.

    ResponderEliminar
  6. Gracias, Manuel.
    Hablaré con mi yo y nos ponemos de acuerdo. ;)

    ResponderEliminar