Leía ayer en la bitácora de mi
buen amigo Eduardo Perellón, que existen dos tipos de escritores: Los de mapa,
aquellos que planifican desde un principio el desarrollo de la novela y los de
brújula, los que se dejan llevar por la improvisación y por la fluidez de su
inspiración. Seguramente, yo pertenezco a un tercer grupo, el del escritor que
sale de casa con un mapa y una brújula. Este magnífico artículo de Eduardo, me
viene bien como introducción al tema que tenía previsto tratar hoy.
Os quería explicar algún
secreto más de mi método de escritura y quería hacerlo, explicando
detalladamente la importancia de la estructura de una novela. Todas mis novelas
han sido estructuradas desde su concepción, buscando trazar una hoja de ruta
que me acompañe durante el proceso de escritura. Cierto es, que durante el transcurso
de la fase de documentación, surgen nuevas líneas argumentales que me invitan a
coger atajos o a realizar rodeos, aunque siempre manteniendo el mismo circuito.
Ahora bien, durante el proceso de escritura, la improvisación y las nuevas
ideas, abren nuevos caminos en el tránsito de la trama, factores que no
deberíamos desoír y saber incorporar. Los personajes suelen adquirir
personalidad propia y muchas veces se resisten a seguir un patrón preestablecido.
Como protagonistas de la historia, también merecen ser escuchados y, casi
diría, obedecidos.
Sin embargo y, aunque ambas
técnicas pueden sernos útiles a la hora de escribir, recomiendo el uso de la
estructura como herramienta indispensable del proceso.
¿Por qué es importante el uso de la estructura previa?
Es esencial seguir un orden y una cronología.
Evitarás olvidar puntos
intermedios que condicionen partes importantes de la historia y evitarás dejarte cabos sueltos.
Improvisar la historia puede conducirnos a un final sin fundamento,
simple y flojo.
A los lectores se les atrapa en
las primeras páginas y los convences con un buen final. No permitas que el
lector acabe con un mal sabor de boca.
Pueden producirse contradicciones en la descripción de los personajes.
Un personaje que no haya sido
diseñado previamente podría cambiar el color de sus ojos o cambiar el tono de
su piel durante el transcurso de la historia.
Siempre sabremos qué explicar.
Evitarás el síndrome de la página
en blanco y en todo momento sabrás como continúa la historia.
¿Cómo elaborar una buena estructura?
Distribuye la trama en capítulos, explicando brevemente el desarrollo
de la acción en cada uno de ellos.
No es necesario ceñir una
extensión determinada a cada capítulo, unos pueden ser más largos y otros más
cortos.
Organiza la entrada y salida de
personajes en cada capítulo, quién los introduce y cómo.
No mezcles varias tramas en el
mismo capítulo si no es estrictamente necesario.
Si haces saltos temporales,
procura que el lector sea consciente desde la primera frase. Trabájalo
previamente.
Haz una ficha técnica de cada personaje.
Incluye el nombre, edad,
descripción física, personalidad y vestuario
Crea mentalmente la imagen de
cada personaje y tenla presente durante todo el proceso de escritura.
Hay que tener en cuenta el
tratamiento entre personajes (si se hablarán de usted o de tú)
Decide desde el principio el
tiempo verbal y si el narrador hablará en primera o tercera persona.
Cada capítulo necesita un reloj y un calendario.
Debes ser consciente de la hora
en que está desarrollándose la acción y el día de la semana, de lo contrario,
podrías pasar al siguiente capítulo a pie cambiado.
Es importante tener en cuenta el
tiempo que transcurre durante una escena. Dos personajes no suelen entrar a un
bar a tomar un café por la mañana y salir por la noche.
Decide la estructura que más se ajusta a lo que quieres explicar.
No todas las historias se
presentan de una manera lineal, hay diferentes técnicas para explicar lo mismo
en diferente orden. Estas son las estructuras formales que se suelen utilizar:
Estructura formal: La historia se desarrolla linealmente, sin
saltos temporales y siguiendo un orden y una cronología en el tiempo.
Estructura circular: Consiste en finalizar la historia en el mismo
punto donde empezó. Por ejemplo, la novela empieza con un hombre sentado en una
cornisa, la trama explicará los motivos por los que ese hombre llega a ese
punto y al final volveremos a esa cornisa para saber qué decisión toma el
protagonista.
Estructura convergente: Cuando hilvanas diferentes líneas
argumentales que acaban convergiendo en un punto de la novela. Si usas este
tipo de estructura, sobre todo, intenta no confundir al lector.
Ayer lo dije en el blog de Eduardo Perellón, soy de brújula y de mapa, tengo claro dónde quiero llegar pero, por el camino, me voy dejando llevar por los personajes.
ResponderEliminarUna de las cosas que más quebraderos de cabeza me dan es el tiempo. Es un aspecto que también intento tener controlado porque ya me ha pasado eso que dices, despistarme y que, en un caso, mandase al colegio a un personaje cuando se suponía que era domingo. Anoto en mi cuadrante también el día de la semana para no volver a repetir el patinazo. Menos mal que lo leo mil veces antes de dejarlo.
¡Muchas gracias por tus consejos!
Coincido contigo, Mayte. Incorporé el reloj y el calendario cuando llevaba escritos más de quince capítulos de "La herencia de Jerusalén" porque llegó un momento que perdí la noción del tiempo. Me dí cuenta que me pasaba el día volviendo hacia atrás para recordar dónde estaba.
EliminarGracias por pasarte!
Cierto, Capi. Tienes razón. Yo uso ese método, creo que en novela policiaca no usarlo es correr riesgos que te pueden llevar a la ruina, porque el culpable debe estar por ahí y no aparecer como por ensalmo. Ahora bien, lo de ceñirme al guión establecido me cuesta más. A veces reescribo el guión porque ya no es lo que pretendía, pero eso es parte de mi caos.
ResponderEliminarEn novelas con etiqueta de thriller o de misterio, donde tienes que ir dejando huellas invisibles, es esencial tener un control absoluto. Hay gente que lo consigue sin esa estructura, pero no es mi caso.
EliminarGracias por tu visita.
Coincido con todos los comentarios. Yo soy de plano, brújula (que ya se sabe que es una vieja montada en una escóbula), bitácora, guía turística y todo lo que puedo para no despistarme. Es cierto, como dicen Mercedes y Mayte Esteban, que los despiste se pagan caros. Para evitarlos está la libreta de mano para las anotaciones y sobre todo la relectura. En resumen, que mi forma de escribir es un poco como mi escritorio donde todo está aparentemente revuelto pero donde yo sé cómo localizar cada cosa en su debido momento. Gracias Josep por un post muy ilustrativo.
ResponderEliminarEl control del caos es una forma de orden. Me ocurre que un día se me ocurre algo y lo anoto en el reverso de la factura de un restaurante, que al día siguiente se me ocurre otra y lo anoto en un post-it. Al cabo de una semana, no encuentro la factura ni el post-it. No tengo control sobre mi caos, de modo que lo mejor es seguir los consejos de Eduardo: La libreta y el boli.
EliminarGracias por pasarte, José L.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMagnífico post, Josep. Resume perfectamente un taller de escritura creativa. Yo también creo que los personajes al final tienen vida propia. Incluso llegan a convertirse en personas más importantes que su creador. Ejemplo: ¿quién pesa más: don Quijote o Cervantes? Así que cierto margen de improvisación en los personajes les otorga vida y credibilidad. Buen trabajo, Capi.
ResponderEliminarTienes mucha razón, Eduardo. Mucha gente sabe quién era Sherlock Holmes pero no sabe quién le dio vida. Cuando un personaje toma las riendas de la historia, querrá decir que lo has construido perfectamente.
EliminarGracias por acercarte hasta aquí.
Muy buen post, Josep. Yo también me considero un escritor que utiliza ambos instrumentos de navegación. Aunque es bien cierto que, en muchas ocasiones, mis personajes deciden desentenderse de mi protocolo previo y acaban explorando nuevos lugares, nuevos espacios que transgreden los límites de mi mapa. De todas formas, tampoco me desagrada su faceta de nuevos exploradores...
ResponderEliminarFelicidades por la entrada, compañero.
Ante todo, bienvenido a mi/tu casa, JL. Está claro que todos sufrimos los efectos de la vida propia de los personajes que creamos. Intento atarlos en corto, pero no se dejan.
EliminarGracias por la visita.
Muy buena entrada, Capi.
ResponderEliminarYa sabes que yo soy más dada a la aventura :) Sé lo que quiero contar y a dónde quiero llegar y preparo un guión previo. A partir de ahí me dejo llevar y voy tomando nota de giros y cambios para evitar los despistes.
En ti, precisamente en ti, pensaba ayer cuando rehacía este post. Eres el claro ejemplo de que todo este tinglado de la estructura no es necesario para escribir una buena historia sin grietas argumentales.
EliminarGracias por pasarte, Lola.
Método y orden, Josep, como diría un maestro antiguo.
ResponderEliminarEn alguno de mis libros utilizo un sistema infalible para no perderme con la cronología. Es necesario que se desarrollen en no mucho tiempo. Los hechos se suceden en días concretos que coinciden con el calendario de la escritura. Quiero decir que un miércoles es un miércoles 7 de febrero, aunque haya pasado o no haya llegado. Hasta miro el pronóstico del tiempo si es posible. Con mis personajes actúo como un padre de los de antes. Si se portan bien permito que tomen alguna libertad. Pero si se pasan de la raya no es les envío unos matones, pero casi. Como poco les hago la vida difícil.
Es una buena técnica, Julio. Mi problema surge cuando estoy tres o cuatro días sin escribir. Leo las cinco últimas páginas de lo que he escrito antes de continuar, pero si no tengo anotado el momento del día, corro el riesgo de enviar al colegio a un chaval a las nueve de la noche.
EliminarGracias por tu visita.
Me apunto a este estilo. Creo que escribir una novela sólo con brújula te conlleva muchas complicaciones; hay autores que piensan que saber escribir vasta, y se olvidan de que el lector es muy inteligente y muy exigente, y que si siente que se le ha "engañado" no volverán a ti.
ResponderEliminarAnte todo, bienvenido a mi/tu casa. Hay tantas técnicas como autores y todas pueden ser buenas. Yo necesito de ese esquema inicial para trabajar, pero otros saben construir el puzzle mentalmente. Yo no podría.
EliminarTienes razón, no debemos olvidar que lo que escribimos tiene un destinatario que puede encontrar esos resquicios argumentales que no hemos sabido resolver.
Gracias por tu visita.
Me apunto a este estilo. Creo que escribir una novela sólo con brújula te conlleva muchas complicaciones; hay autores que piensan que saber escribir vasta, y se olvidan de que el lector es muy inteligente y muy exigente, y que si siente que se le ha "engañado" no volverán a ti.
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