Hace unos días hablaba con un
buen amigo, también escritor, sobre las diferentes ópticas a través de las
cuales un editor puede decidir si nuestras obras son o no publicables. Cada
autor tiene su propio estilo y un concepto narrativo innato que solo la técnica
puede conseguir variar. Hay autores que gustan de frases cortas, con mensajes
directos y sin caer en la virguería. Los otros, adoran dar un triple salto
mortal al complemento indirecto y al circunstancial, llenando de adjetivos y
acotaciones una frase completamente mundana.
Pero no todo es escribir bien. Es
evidente que tener una buena capacidad de redacción es un punto a nuestro
favor, pero hay muchos otros factores que influyen antes de que un editor nos
pueda dar el “sí quiero”.
FACTORES LITERARIOS
Una buena historia: Un editor busca algo diferente, una trama
sorprendente que le enamore y que no se parezca a nada ya publicado.
Una estructura sólida: Toda la historia debe estar bien hilvanada,
sin inconsistencias argumentales, con un inicio que enganche al lector y un
final que le deje con la boca abierta. Que contenga momentos de tensión, giros
y un secreto que revelar.
El ritmo: En la medida de lo posible hay que evitar caer en
descripciones largas y tediosas. La acción debe desarrollarse con agilidad, sin
decaer ni mantenerse plana durante toda la novela. Hay que tener en cuenta que
un lector que se aburre o se va de la historia deja de leer.
El mensaje: Consciente o inconscientemente, toda historia tiene su
moraleja. Es importante saber transmitir emociones y remover conciencias.
Nuestro relato debe contener esa chispa y esa reflexión que todos esperamos
encontrar cuando leemos un libro.
Los personajes y sus diálogos: Son los conductores de la historia y
sus palabras, sus gestos y sus emociones deben provocar que lo que estamos
leyendo sea creíble. Nuestros protagonistas lloran, pero también ríen, hacen
bromas y se equivocan al hablar. Son torpes, imperfectos, listos y bobos; sus
actos transcurren en cotidianidad, como cualquiera de las personas que pasean a
nuestro alrededor. Y tienen alma, como todo el mundo.
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Supongamos que hemos sido capaces
de cumplir con las expectativas literarias que un editor espera encontrar en un
libro. Nuestra obra es perfecta, cuidada a la perfección y con la etiqueta de
publicable, pero…
Hay otros factores que también
influyen, y cada vez más, para que el editor nos escriba para firmar el
contrato. Sí, pensaréis que son conceptos alejados del romanticismo editorial,
pero no hay que olvidar que el editor es el tipo que pone la pasta y debe estar
seguro de que no la va a perder. La editorial se preguntará todo esto:
FACTORES EDITORIALES
¿Es comercial?
El editor debe encontrar en esa
historia algo que la haga vendible. Que tenga un título sugerente que pueda
encajar con el desarrollo de la trama. Debe pensar en una portada que la
defina. Si no sabe cómo hacerla comercial, la descartará.
¿Va dirigida a nuestro público?
Los grandes grupos editoriales
dividen sus publicaciones en diferentes sellos. Es una manera de segmentar sus
libros por temática para fidelizar a un público concreto. Por ese motivo, es
muy importante que seleccionéis bien la editorial a la que dirigís vuestra
novela.
¿Encaja el perfil de autor en la política de la editorial?
Podríamos contar con los dedos de
la mano los autores masculinos de novela romántica. La tendencia indica que el
chick-lit está escrita por mujeres y dirigida también a mujeres. Así, a bote
pronto, solo se me ocurre el nombre de Federico Moccia, aunque sus novelas van
mucho más allá de la historia de amor. Por ese motivo, podría ser un
inconveniente escribir romántica si eres un hombre. De igual modo, la ciencia
ficción también parece ser una temática de hombres escrita por hombres.
¿Es un autor con imagen?
Atrás quedan aquellos tiempos en
que los escritores eran seres sin rostro, que apenas asomaban la nariz en algún
que otro evento; egocéntricos que no contestaban a las cartas de sus
admiradores o que, literalmente, enviaban a sus fans “a la mierda”.
Ahora es diferente, las
editoriales necesitan que los autores sepan mantener un feedback con sus
lectores, que estén al día en las redes sociales y que puedan asistir a
diferentes actos con su mejor traje y su mejor sonrisa.
¿Puede ensombrecer a otros autores?
Supongamos ahora que hemos
cumplido todos los requisitos anteriores. Aún nos queda un escollo, quizá el
más común; aunque un editor jamás lo reconocerá en público. Una gran novela de
un autor novel podría competir con publicaciones de grandes autores de la
propia editorial, obras por las cuales, la editorial puede haber invertido
miles y miles de euros. Parecería absurdo que un editor se crease su propia
competencia.
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A pesar de los pesares y, aunque
después de leer todo esto podáis pensar que publicar en una editorial es una
quimera, todo es posible. Todo es posible…
Pues sabes lo que te digo, que menos mal que existe la autoedición para quienes escriben lo que les da la gana. Sé de muchas novelas que se han rechazado por editores por "no ser comerciales" y han resultado todo lo contrario. De todas maneras has hecho un buen resumen y muy claro.
ResponderEliminarUn beso
También sucede que cuando se dan cuenta de que cumples muchas de sus exigencias, porque el lector ya te ha juzgado, sea a el autor el que no encaja en su línea económica la oferta editorial y prefiera seguir solo, que de todo hay
ResponderEliminarLamentablemente, creo que dan más prioridad a los factores editoriales que a los literarios. Por eso me parece necesario separar la figura de la editora (perdón, no conozco a ningún hombre editor) de la que publica: la editorial.
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