El Seat 131 Supermiriafiori llevaba las ventanillas bajadas para que su música resonara por las calles de La Mina. El Cholo Fitipaldi, salía del barrio a hacer daño; con el “pico” puesto, la “chupa” de cuero raída y la “litrona” fresca. Le acompañaba El Yoyo, quien seguía temblando tras su último chute de caballo.
El Cholo, con el brazo colgado de la puerta, entró al polígono.
- Yoyo... – Hizo un gesto con la cabeza.
El coche aceleró y el “quinqui” sacó medio cuerpo por la ventanilla. El tirón fue certero y la chica acabó por los suelos y sin bolso. Pero algo no iba bien, al otro lado de la calle los “maderos” les cortaban el paso con su coche. El Cholo hizo un trompo, soltó freno y aceleró, pero al otro lado de la calle había otra patrulla.
Le dio al gas queriendo jugar al “cobarde el último” y los dos coches colisionaron. En la radio continuaba sonando Dame veneno.
160 palabras (Relato urbano)
Buen micro, amigo Josep. Destacaría el lenguaje apropiado al tema. Me ha gustado.
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