Holy salió de Miami con lo puesto: Unos vaqueros raídos, una camiseta Vogue ceñida, un petate y 500 dólares para inscribirse en el Texas Holdem Tournament. No quería gastar ni un centavo en el viaje, así pues, probó suerte con el pulgar.
- ¿A dónde va? - Preguntó descaradamente al conductor de un camión de dieciocho ruedas que se detuvo a su lado.
- Louisiana, bombón...
Sin mediar palabra se introdujo en la cabina de un brinco, hizo una mueca de agradecimiento y se sacó las Ray-Ban para colgarlas en su escote.
Cincuenta millas después, el hombre fue directo al grano: - ¿Querrás parar en un hotel?
Inexpresiva, asintió y señaló un motel de carretera. Él sonrió triunfante y detuvo el camión a un lado, bajó y rodeó el vehículo para abrirle la puerta. Fue entonces, cuando el motor rugió y Holy se fue, dejando atrás una nube de polvo y un camionero atónito.
Holy encendió la radio. Sonaba "Walk on the Wild Side".
Buen micro. Ese giro final es fantástico.
ResponderEliminarGracias, Manuel. Es uno de mis preferidos.
Eliminar