El pasado sábado tuve la
oportunidad de compartir mesa con escritores, miembros todos de la Agrupación
de Escritores Independientes en un restaurante de Barcelona. Aprovechamos la
visita de Francisco Gijón, quien está rodando un documental dedicado a artistas
de diferente índole. Aunque no fue mucho más que una charla entre amigos,
aprovechamos para departir sobre aspectos de la edición del siglo XXI, de la
recesión editorial, del libro en papel, del libro electrónico, la piratería y
la emergente figura del autor independiente.
Coincidimos en casi todo,
principalmente en lo que atañe al nuevo rol autor-editor que los escritores
hemos tenido la oportunidad de llevar a cabo. Cada uno explicó sus experiencias
y aportó su particular punto de vista, en un entorno agradable y distendido. Se
cuestionó la figura del agente literario y los contratos editoriales a largo plazo,
aplaudimos la apuesta de las plataformas, permitiendo la edición independiente
y debatimos sobre la importancia de la distribución. Pero si hay un punto en el
que coincidimos plenamente, fue el de la marca personal. Sin querer, nosotros
mismos nos hemos convertido en nuestro propio sello editorial y debemos
defender nuestras obras desde esa óptica. Ese es el concepto, que nuestros
libros sean reconocidos por nuestro nombre, nuestra manera de escribir o nuestra imagen, y que cualquiera de estas cosas sea nuestro sello
inconfundible.
La literatura está llena de
ejemplos de autores que han sabido vender su marca personal; el más reciente,
Federico Moccia, quien se hace reconocible con su cercanía con los lectores o
por sus portadas sencillas y coloridas, adornadas con el título en letra caligráfica pueril, si me apuran. Alfred
Hitchcock fue el primero que consiguió ser recordado, más por su nombre, que
por su obra. La caricatura de su perfil con varios trazos simples, se convierte
en un elemento que lo hace reconocible. Isaac Asimov reinventó la literatura de
ciencia ficción y fue un imprescindible en todas las mesitas de noche.
Seguramente, nadie recordará ningún título de él, pero a nadie se le escapa que
fue un referente en su género. Cela creó su personaje, un personaje que acabó
comiéndose al autor y a la persona. Gala..., no admite discusión que su imagen destaca más
que su obra. (Retiro esto último porque es una manía persecutoria que le
tengo). Cerramos los ojos y sabemos qué cara y qué aspecto tienen Dan Brown o
Ken Follet, dos ejemplos de autores que han hecho de su imagen una marca
personal.
Pero, ¿cómo puede desarrollar su propia marca personal un autor
independiente? Hay dos opciones: la primera, vender su imagen o trabajar la manera de
interactuar en redes sociales con sus lectores. Y la segunda, consiguiendo que
todas sus obras contengan una característica que le haga especial y reconocible.
Decía en el mensaje que no subió que me hubiera gustado estar con vosotros pero el AVE cuesta un pico, así que me quedé con las ganas.
ResponderEliminarSobre el tema de la marca personal, estoy de acuerdo con que la imagen que uno da, no solo la física, que también, sino aquella que se obtiene por lo que uno dice y hace en las redes sociales y demás medios. Por supuesto, las propias obras y estilo del escritor.
Tan real como la vida misma. La gente puede conocernos por como somos o por lo que hacemos. Lo importante es no pasar inadvertidamente. Estamos en el camino.
EliminarTienes toda la razón, Josep. Y lo último que escribes me ha hecho pensar... a lo mejor no es una tontería que los lectores encuentren en un escritor concreto una imagen física, no solo simbólica, al estilo de Hitchcock. Eso reforzaría la marca que impone el estilo personal de cada uno al escribir. Muchas gracias, Josep.
ResponderEliminarIntento que mi imagen, mis textos y mi comportamiento sea lo más parecido al que habitualmente muestro en círculos privados. No se trata de mostrar una fachada, sino de abrir las puertas del salón para que el lector se sienta cómodo.
EliminarMi marca soy yo, como decía aque: "Le loi s'est moi", o algo así.
ResponderEliminarDebí incluir tu nombre en el artículo, porque eres uno de los claros ejemplos de marca personal. Y no lo digo por el formato de tus libros, que también; sino al sello propio que has conseguido mostrar.
EliminarMe hubiera gustado asistir a esa tertulia, pero como siempre digo: ¡Algún día!
ResponderEliminarLa marca personal no es muy fácil de conseguir, requiere tiempo, perseverancia y tino. No sé si yo la tenga, pero lo que si es cierto: me gustaría tenerla.
La percepción que yo tengo es que sí la tienes, y muy bien consolidada. Eres un referente entre los autores independientes por tu estrecha comunicación con lectores y compañeros. Estás posicionada en todas las redes sociales y tu nombre resulta muy atractivo y comercial.
EliminarHola, Josep. Tu reflexión es imprescindible, me quedo con la frase «ahora somos nosotros nuestro propio sello editorial y debemos defender nuestras obras desde esa óptica». Gracias por ayudarnos a reflexionar. Un saludo.
ResponderEliminarBienvenida, Berta y gracias por pasarte. Efectivamente, si queremos que nos tomen en serio y que nuestro trabajo se valore como si procediese de una editorial, debemos trabajar nuestra imagen y nuestro estilo literario.
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