Los evangelios canónicos, de ser verídicos, han pasado
históricamente por la censura de las altas esferas del catolicismo, adaptando
los textos y las vivencias de Jesús de Nazaret, al significado que ha
interesado transmitir. No hay duda de que Pablo de Tarso fue el primer
legislador del cristianismo y la autoridad que decidió los textos que eran
aptos para evangelizar a la humanidad.
La desvirtuación de los textos originales provoca que
algunos pasajes bíblicos carezcan de sentido, de modo que pasajes importantes
de la vida del Mesías pasen desapercibidos a los ojos de los cristianos.
Un ejemplo de la censura de la canonización son las Bodas de
Caná. A los ojos de los feligreses, ese pasaje del Antiguo Testamento
corresponde a uno de los milagros de Jesús de Nazareth, cuando convirtió el
agua en vino. Ese es el mensaje que la Iglesia ha querido transmitir: El
milagro de la transformación.
Pero leamos detenidamente el pasaje de las bodas del Caná de
la mano de Juan.
JUAN 2
1 Al tercer día se hicieron unas bodas en Caná
de Galilea; y estaba allí la madre de Jesús. 2 Y fueron también invitados a las
bodas Jesús y sus discípulos. 3 Y faltando el vino, la madre de Jesús le dijo:
No tienen vino. 4 Jesús le dijo: ¿Qué tienes conmigo, mujer? Aún no ha venido mi
hora. 5 Su madre dijo a los que servían: Haced todo lo que os dijere. 6 Y
estaban allí seis tinajas de piedra para agua, conforme al rito de la
purificación de los judíos, en cada una de las cuales cabían dos o tres
cántaros. 7 Jesús les dijo: Llenad estas tinajas de agua. Y las llenaron hasta
arriba. 8 Entonces les dijo: Sacad ahora, y llevadlo al maestresala. Y se lo
llevaron. 9 Cuando el maestresala probó el agua hecha vino, sin saber él de
dónde era, aunque lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua, llamó al
esposo, 10 y le dijo: Todo hombre sirve primero el buen vino, y cuando ya han
bebido mucho, entonces el inferior; mas tú has reservado el buen vino hasta
ahora. 11 Este principio de señales hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó
su gloria; y sus discípulos creyeron en él. 12 Después de esto descendieron a
Capernaum, él, su madre, sus hermanos y sus discípulos; y estuvieron allí no
muchos días.
Tras leer detenidamente el texto, podríamos
extraer algunas conclusiones, tras las cuales, el hecho en sí del milagro
pierde parte de su importancia. ¿Es posible que esa boda fuese el enlace entre
Jesús de Nazareth y María de Magdala?
Parece irrelevante el nombre de los cónyuges,
hecho extraño en los evangelios, puesto que todos los pasajes contienen el
nombre de sus protagonistas. ¿Por qué este pasaje no menciona el nombre de los
novios? Es curioso que a la boda está invitada la familia de Jesús, incluidos
sus hermanos (los grandes ausentes del Nuevo Testamento). Asisten los
discípulos del Mesías, hecho que implica que los novios tenían relación próxima
con la familia de Jesús de Nazaret y sus amigos. Hay que tener en cuenta, que
hace dos mil años no era tan fácil desplazarse a un evento de este tipo. La
familia y los apóstoles vivían en Nazareth y la boda se celebró en Caná. ¿Por
qué no en Nazareth? Lo curioso del emplazamiento es que Caná es la ciudad que
se encuentra entre Nazaret y Magdala, las ciudades de origen de Jesús y María,
la magdalena.
Pero sigamos analizando el evangelio de Juan.
María, madre de Jesús le dice a los sirvientes: “Haced todo lo que os dijere”.
No parece muy habitual que un invitado se dirija a los camareros en esos
términos, a no ser, que ella fuese la anfitriona.
Otra frase curiosa, la del maestresala: “llamó
al esposo y le dijo: Todo hombre sirve primero el buen vino, y cuando ya han
bebido mucho, entonces el inferior; mas tú has reservado el buen vino hasta
ahora”. A sabiendas que hubiese vino en la boda, ¿por qué le atribuye el mérito
al esposo cuando el vino lo había convertido el propio Jesús? Hecho que podría
evidenciar que Jesús y el esposo fuesen la misma persona.
Otro detalle relevante se esconde en el último
versículo: “Después de esto descendieron a Capernaum, él, su madre, sus
hermanos y sus discípulos; y estuvieron allí no muchos días”. En la tradición
hebrea y principalmente, la de las familias de la realeza, los protagonistas de
las nupcias y sus familias, solían festejar la unión durante tres días.
A la vista de todas estas casualidades, sería
una hipótesis más que plausible, pensar que las bodas de Caná fueron las de Jesús
de Nazaret.
No hay comentarios:
Publicar un comentario