jueves, 26 de diciembre de 2013

Curiosidades de La Biblia

Los evangelios canónicos, de ser verídicos, han pasado históricamente por la censura de las altas esferas del catolicismo, adaptando los textos y las vivencias de Jesús de Nazaret, al significado que ha interesado transmitir. No hay duda de que Pablo de Tarso fue el primer legislador del cristianismo y la autoridad que decidió los textos que eran aptos para evangelizar a la humanidad.

La desvirtuación de los textos originales provoca que algunos pasajes bíblicos carezcan de sentido, de modo que pasajes importantes de la vida del Mesías pasen desapercibidos a los ojos de los cristianos.



Un ejemplo de la censura de la canonización son las Bodas de Caná. A los ojos de los feligreses, ese pasaje del Antiguo Testamento corresponde a uno de los milagros de Jesús de Nazareth, cuando convirtió el agua en vino. Ese es el mensaje que la Iglesia ha querido transmitir: El milagro de la transformación.

Pero leamos detenidamente el pasaje de las bodas del Caná de la mano de Juan.

JUAN 2
1 Al tercer día se hicieron unas bodas en Caná de Galilea; y estaba allí la madre de Jesús. 2 Y fueron también invitados a las bodas Jesús y sus discípulos. 3 Y faltando el vino, la madre de Jesús le dijo: No tienen vino. 4 Jesús le dijo: ¿Qué tienes conmigo, mujer? Aún no ha venido mi hora. 5 Su madre dijo a los que servían: Haced todo lo que os dijere. 6 Y estaban allí seis tinajas de piedra para agua, conforme al rito de la purificación de los judíos, en cada una de las cuales cabían dos o tres cántaros. 7 Jesús les dijo: Llenad estas tinajas de agua. Y las llenaron hasta arriba. 8 Entonces les dijo: Sacad ahora, y llevadlo al maestresala. Y se lo llevaron. 9 Cuando el maestresala probó el agua hecha vino, sin saber él de dónde era, aunque lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua, llamó al esposo, 10 y le dijo: Todo hombre sirve primero el buen vino, y cuando ya han bebido mucho, entonces el inferior; mas tú has reservado el buen vino hasta ahora. 11 Este principio de señales hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó su gloria; y sus discípulos creyeron en él. 12 Después de esto descendieron a Capernaum, él, su madre, sus hermanos y sus discípulos; y estuvieron allí no muchos días.

Tras leer detenidamente el texto, podríamos extraer algunas conclusiones, tras las cuales, el hecho en sí del milagro pierde parte de su importancia. ¿Es posible que esa boda fuese el enlace entre Jesús de Nazareth y María de Magdala?

Parece irrelevante el nombre de los cónyuges, hecho extraño en los evangelios, puesto que todos los pasajes contienen el nombre de sus protagonistas. ¿Por qué este pasaje no menciona el nombre de los novios? Es curioso que a la boda está invitada la familia de Jesús, incluidos sus hermanos (los grandes ausentes del Nuevo Testamento). Asisten los discípulos del Mesías, hecho que implica que los novios tenían relación próxima con la familia de Jesús de Nazaret y sus amigos. Hay que tener en cuenta, que hace dos mil años no era tan fácil desplazarse a un evento de este tipo. La familia y los apóstoles vivían en Nazareth y la boda se celebró en Caná. ¿Por qué no en Nazareth? Lo curioso del emplazamiento es que Caná es la ciudad que se encuentra entre Nazaret y Magdala, las ciudades de origen de Jesús y María, la magdalena.


Pero sigamos analizando el evangelio de Juan. María, madre de Jesús le dice a los sirvientes: “Haced todo lo que os dijere”. No parece muy habitual que un invitado se dirija a los camareros en esos términos, a no ser, que ella fuese la anfitriona.

Otra frase curiosa, la del maestresala: “llamó al esposo y le dijo: Todo hombre sirve primero el buen vino, y cuando ya han bebido mucho, entonces el inferior; mas tú has reservado el buen vino hasta ahora”. A sabiendas que hubiese vino en la boda, ¿por qué le atribuye el mérito al esposo cuando el vino lo había convertido el propio Jesús? Hecho que podría evidenciar que Jesús y el esposo fuesen la misma persona.
Otro detalle relevante se esconde en el último versículo: “Después de esto descendieron a Capernaum, él, su madre, sus hermanos y sus discípulos; y estuvieron allí no muchos días”. En la tradición hebrea y principalmente, la de las familias de la realeza, los protagonistas de las nupcias y sus familias, solían festejar la unión durante tres días.

A la vista de todas estas casualidades, sería una hipótesis más que plausible, pensar que las bodas de Caná fueron las de Jesús de Nazaret.

Todo esto y mucho más en la novela de ficción “La herencia de Jerusalén”.





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