Es sabido que la gesticulación es un complemento instintivo de la comunicación oral que nos sirve para enfatizar o hacer más comprensibles nuestras explicaciones. El movimiento de nuestras manos, el semblante de nuestro rostro cuando recibimos una mala noticia o nos hacen reír, la contracción que instintivamente adopta nuestro cuerpo cuando tiene frío... Los psicólogos pueden saber mucho de nosotros a partir de nuestros gestos: cuando nos cruzamos de brazos, cuando nos mordisqueamos el pulgar o cuando nos acariciamos el pelo mientras hablamos. A partir de ellos, podemos saber si nuestro interlocutor es una persona receptiva, nerviosa, que nos esconde algo o, al contrario, alguien que sus gestos denota transparencia.
Si en la comunicación oral resulta imprescindible el apoyo constante de ese lenguaje gestual, cuando novelamos no debemos olvidar hacer uso de él para llenar de vida a nuestros personajes. El lector necesita saber que nuestro personaje sufre, está nervioso o preocupado. Debemos dotarlo de una personalidad a través de sus expresiones corporales de modo que el lector pueda relacionar el diálogo de un personaje con los gestos que lo acompañan.
Para facilitar esta labor podéis usar algunos de estos conectores gesticulares, usados muy a menudo por los escritores.
PREOCUPACIÓN o REFLEXIÓN:
- Fruncir el ceño
- Pasear los dedos por la frente
- Agitar el pie bajo la silla
- Frotarse las manos
AGOBIO
- Desabrocharse el botón de la camisa
- Abanicarse con la mano
- Sequedad en la lengua
- Sudoración
RELAJACIÓN
- Reposar el brazo en el sillón
- Estar recostado
- Con las manos entrelazadas sobre la barriga
ACTUANDO CON OTROS PERSONAJES
- Rodear el brazo por la cintura
- Apoyar los brazos en los hombros
- Palmear la espalda para infundir ánimos o felicitar
ASOMBRO
- Arquear las cejas
- Ojos que se abren producto de la perplejidad
- Boca ligeramente abierta
MIEDO
- Abrazarse a uno mismo
- Palidez en la cara
- Sudoración fría
AFIRMACIÓN Y NEGACIÓN
- Asintió
- Disintió
- Afirmó con la cabeza
- Negó con la cabeza
EMOCIONES
- Ojos empañados
- Labios prietos y temblorosos
- Soltar un respingo, hipar, cubrirse la cara con las manos
- Dibujar una sonrisa
- Esbozar una sonrisa
Hay muchos más conectores y expresados al antojo del autor.
El narrador tiene la misión de incorporar a los diálogos todos estos efectos gestuales para dar más vida a los personajes. En las acotaciones de los diálogos podemos incorporar algunos de ellos, pero sin caer en el exceso; podemos usar un párrafo corto para ofrecérselos al lector.
Por ejemplo:
—Eso no puede ser cierto —intervino Toni llevándose las manos a la cabeza.
*Con esta acotación y sin necesidad de dar muchos detalles, el lector conocerá que a Toni le preocupa mucho la noticia que acaban de darle.
Si narramos la expresión corporal en un párrafo podemos hacerlo de manera más extensa y así transmitir el sentir del personaje a través de sus gestos.
La imagen de ese cadáver con el cráneo esparcido por las paredes de la habitación le provocó una náusea. Toni sintió como su rostro palidecía y un sudor frío subía por su espalda hasta hacerlo estremecer. El pecho le oprimía y le faltaba el aire. Con un rápido gesto aflojó el nudo de su corbata y se desabrocho un par de botones. Se sentó en el sillón, se abrazó la cabeza y la hundió entre sus piernas.
*De manera descriptiva nutrimos al lector de elementos gestuales que enriquecen al personaje.
Muy útil para nuestra labor. A veces los personajes resultan fríos por falta de gestos, pero no es fácil elegir el momento y el gesto adecuado. Me guardo esta pequeña guía.
ResponderEliminarMuy buen resumen!!
ResponderEliminarInteresante post, Capi. Yo también me la guardo. Un abrazo.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarA mi me servirá para aprender
ResponderEliminarMuy útil tu entrada. Bravo, Capi!!!
ResponderEliminarA tener en cuenta. Gracias por tus sugerencias, Josep-
ResponderEliminarTomo nota!
ResponderEliminarGracias,chicos ;)
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