LA ARENA DEL RELOJ
Cuando escogemos nuestras
lecturas solemos buscar historias que nos conmuevan, que nos emocionen y que
nos evadan de nuestro día a día. Creo que de todos los libros, incluso de los
que no me han gustado, he extraído algo positivo de ellos: detalles que me hacen
pensar, construcciones de frases geniales, una buena documentación o un final
sorprendente y original. Después de leer La arena del reloj, puedo afirmar que
en este libro he encontrado todos esos detalles que espero encontrar en mis
lecturas, todos menos el final sorprendente y original. Sí, el final no es el
final que la autora hubiese querido hilvanar para una historia tan bonita.
Sinopsis:
Juan José Esteban siempre ha
querido recoger sus recuerdos. Lo deja hasta la jubilación, pero una enfermedad
terminal se interpone en su camino.
Escrita a dos voces, La arena del
reloj empuja al lector a la reflexión, a mirarse a sí mismo. Mientras el
protagonista va repasando su vida, la autora, su hija, expresa los sentimientos
que le produce la enfermedad de su padre.
Empatía, emoción, rabia, rebeldía
ante lo inevitable, discurren ante nuestros ojos mezclados con los recuerdos
que entrecruzan su historia y la Historia.
Es difícil acoplarla a ningún
género literario concreto, y quizá esa peculiaridad también la hace diferente.
La arena del reloj aborda
universales comunes a todos los seres humanos. ¿Quién no ama a su familia?
¿Quién puede despedirse de ellos sin romperse de dolor?
Opinión:
La arena del reloj es una novela
biográfica y autobiográfica de corte intimista, aunque si me permiten, añadiría que es
un relato histórico. Mientras Juan José explica sus vivencias a su hija durante
su enfermedad, ella se desnuda para mostrar sus miedos, sus emociones y su
rabia. A través de ese paseo por la vida que nos relata Mayte Esteban, uno no
puede evitar sentirse identificado con muchos acontecimientos que mis padres o
mis abuelos me han relatado en alguna ocasión. Durante ese paseo, nuestra
lectura el decorado pasa a ser en blanco y negro, las emociones del narrador se convierten
en las mías y las vivencias en toda una lección de historia. En unos tiempos en
que la crisis asfixia, olvidamos que las penurias que creemos vivir hoy en día
son un insulto a la inteligencia si las comparamos con el día a día de la España profunda de
mediados del siglo XX. Efectivamente, no había luz en muchas casas, ni agua
corriente, ni neveras, ni lavadoras; la radio ya era un lujo y la gente no
guardaba la ropa en un armario, les bastaba con un cajón para las pocas prendas
que usaban. Ese retrato de la época está narrado a la perfección, sin duda, uno
de los puntos fuertes de este libro; pero hay más detalles que me gustaría
destacar. En mi opinión, explicar la historia a dos voces prácticamente simultáneas
me permitió ponerme en la piel de ambos en todo momento. La autora huye de
detalles escabrosos y escenas dramáticas, porque no son necesarias, no son el
objetivo de la historia; el libro solo es un homenaje, un legado y una promesa.
El lenguaje es cercano, de modo
que todo el libro se lee rápido y las peripecias del protagonista principal están
escritas con su propio vocabulario, algo que le da mucha más credibilidad a la
historia.
Recomiendo leerlo, mucho. Contiene
una lección de Historia, de nuestra Historia, pero además contiene una buena dosis
de normalidad al asunto, una buena purga para aquellos que, como yo, perdieron
a un ser querido tras agotarse la arena de su reloj.
Muchísimas gracias por acercarte a este libro que es tan especial para mí. Yo solo quería que el tiempo que nos quedase se embarcara en un proyecto que nos permitiera dos cosas, pasar más tiempo juntos y que no pensara demasiado en lo que estaba por venir. Su recuerdo se ha quedado conmigo de una manera muy intensa.
ResponderEliminarUn beso