viernes, 4 de abril de 2014

El muñeco diabólico

El Gran Marinsky acabó su actuación con su fiel muñeco Bruno. Entre bambalinas, el ventrílocuo se despojaba de su corbatín mientras saboreaba su habitual botella de Perrier.
- Has estado magnífico, una noche más... -articuló la boca de Bruno.
- No me hagas reír, sabes que el mérito es todo tuyo.
- Pero ellos no lo saben... -repuso el muñeco.
- Ni deben saberlo jamás, Bruno. ¿Me oyes? ¡Jamás! -El Gran Marinsky levantó su dedo amenazante.
- Ya sabes lo que opino -contestó Bruno -. Dame más vida si quieres que sigamos juntos.
- ¡No puedo darte más vida! -gritó -,¡es una locura!
- ¡Hazlo o callaré para siempre! -le increpó el muñeco.
El ventrílocuo apretó sus puños y acto seguido le dio de beber, una vez más, un sorbo de Perrier.
Bruno se levantó de un brinco, rompió la botella de un golpe seco y con los cristales afilados de su empuñadura le cortó la yugular a su dueño.
- Ya no te necesito, Marinsky... 

Micro (160 palabras)
Género: Terror

4 comentarios:

  1. Muy bueno. Los muñecos de ventrílocuo son un poco como los payaso, que hay gente a la que le dan miedo...

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    1. Desde luego, tienen una expresividad oculta ese tipo de muñecos. Muchos ventrílocuos acaban considerándolos como una parte de ellos mismos.
      Gracias por pasar.

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  2. Buen micro. Un muñeco que tiene su propia voz y algo más. Qué final.

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    1. Gracias, Boris. Es un relato que tiene ya tres o cuatro años y continúa siendo de mis favoritos.

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