Los fines de semana acostumbran a ser los mejores para avanzar en el proceso de escritura de una novela, y este no ha sido una excepción. La tarde del sábado fue muy fértil y pude darle un buen empujón a los últimos capítulos. Por la noche, sucedió algo que suele ocurrirnos a algunos escritores, poner freno a la escritura cuando la inspiración brota sin parar.
Y hoy será otro día...
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