Me hizo gracia que un joven
de apenas veinticinco años se ofreciera a llevarme a casa esa noche; a mí, a
una cincuentona divorciada con tres copas de más.
Intenté recordar la última vez que alguien se
interesaba por mí y no fui capaz de hacerlo. Atacada por la risa y presa de
curiosidad dejé que el hombrecito me cortejara. Insistió a
acompañarme hasta la puerta de mi apartamento y con la emoción del
galanteo se lo permití. A partir de aquí no recuerdo exactamente como llegamos
a la cama, ni como llegó su cabeza hasta el vértice aterciopelado de mis
piernas. Andrés jugueteó con sus labios en el jardín de mis ingles, avivando recovecos
que tan solo mis dedos conocían. Con hormigueo contenido dejo su puesto en las
trincheras para cañonear de frente, notando a su cofrade totalmente dentro de
mí.
Generoso en el ritmo y
certero en el tacto me llevó durante más de veinte minutos a países
desconocidos hasta que con un incontrolado gemido expulsé treinta años de brea,
quedando mi cuerpo agonizante de un placer que hasta ese día desconocía.
Muy bueno, Josep. Me ha gustado lo del cofrade. Aunque debo de confesar que me ha hecho reír eso de "dejó su puesto en las trincheras..." o "expulsó treinta años de brea". Genial!!
ResponderEliminarGracias por pasarte, Puri. El humor siempre forma parte de todo lo que escribo. Gracias. ;)
EliminarSe me ha hecho corto, Josep. Creo que deberías escribir algo más largo, seguro que te forrarías. Ya me dirás cómo usaba la señora la brea, jajaja, porque en los puertos de mar lo usan para cerrar las juntas de las maderas de los barcos. Me gusta tu estilo; erótico pero sin resultar vulgarmente explícito.
ResponderEliminarEste relato participó en un certamen de relatos cortos y debía ceñirme a una cantidad de palabras determinada. Un poco más largo, sería doblemente placentero.
EliminarGracias por pasar.
La suerte de la fea la bonita la desea. Me veo en Alcalá de Henares de chaqué en la entrega de tu premio Cervantes, eso sí ya viejito y con bastón. un abrazo CRACK
ResponderEliminarEsos premios los dan cuando te mueres o cuando ya no te aguantas los pedetes. Como no tengo previsto cascarla a corto plazo, puedes guardar tu chaqué en el armario.
EliminarGracias por pasar, Manuel.
Opino como Mayte: cortito, como uno de esos... rápido.
ResponderEliminarA veces, sabe mejor un café exprés que esos cafés largos que te dan en el aeropuerto. Hay que saborearlo. ;)
EliminarGracias por pasarte.
Pero Josep, ahora sí que El Vaticano irá a por ti, porque en su lenguaje lo puedes hacer todo, pero un polvo por placer... ¡Ni se te ocurra! Muy divertido, muy bueno.
ResponderEliminarAinssss, Mercedes... Todos los polvos son por placer, diga lo que diga El Vaticano. Otra cosa es que tengan el placer deseado. Jejeje.
EliminarGracias pos pasarte. ;)
Bravo!! No me lo esperaba y me gustó.
ResponderEliminarUn abrazo, amigo!!
Gracias, David. Es un género que me encanta y que un día le meteré caña en serio. Gracias por pasarte, crack!
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